Jean-Baptiste
Colbert (1619-1683) ocupó varios cargos dentro de la corte del rey Luis XIV
(Rey Sol que dijo ‘El Estado soy Yo’). Su función principal fue la de Contrôleur
général des finances (ministro de finanzas), cargo que ejerció entre 1665 y su
muerte. El conjunto de políticas que aplicó el reino en materia económica el
reino de Francia durante la gestión de Colbert fue una variante del llamado Mercantilismo y se conoce como Colbertismo.
El ‘modelo de desarrollo con inclusión
social’ creado por el ex presidente
Nestor Kirchner (aka Colbertito) y modificado por Cristina Fernández tiene
muchos puntos comunes con el Colbertismo, así como elementos keynesianos. Por
este motivo, se lo puede considerar una resurrección del Colbertismo o bien una
rama de neomercantilismo aparecida 430 años después de la muerte de su
antecesor ideológico.
Compararemos las
características principales del Colbertismo para ver su equivalencia (si
existe) dentro del Kirchnerismo.
Colbertismo
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Kirchnerismo
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Acumulación de riqueza en forma de lingotes con
balanza de pagos superavitaria
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Acumulación de reservas en el Banco Central por
medio de un balanza comercial superavitaria
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Aumento de los impuestos para riqueza de la
Corona
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Aumento de la presión impositiva en todo sentido
para incrementar el tamaño del aparato de gobierno
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Proteccionismo del mercado y productores
internos
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Proteccionismo del mercado y productores
internos
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Subsidios a las exportaciones
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Mayormente impuestos a las exportaciones e importaciones
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Creación y mejora del control fiscal
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Generalización de la presión fiscal y del
centralismo. Uso del control como herramienta política.
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Una
característica notable del Colbertismo, que se reproduce en el Kirchnerismo es
que la acumulación de riqueza se hace a favor del Estado, no de los
particulares. En el camino, algunos sectores también se enriquecen, pero no
todos necesariamente.
El Colbertismo
gastó parte de la riqueza acumulada en
el fomento del arte, así protegió el Instituto de Francia, la Academia
Francesa, dedicó el Louvre a las artes y construyó varios palacios. El
Kirchnerismo también impulsa las artes en varias formas, especialmente cine,
teatro y la televisión. Actualmente proyecta construir un palacio del arte en
el antiguo edificio del Correo Central.
El Colbertismo
concentró el fomento en ciertos grupos de manufacturas como por ejemplo
Gobelinos, fábricas de cristales y espejos, fábricas de porcelanas y de
armamentos. Por su parte, el Kirchnerismo ha concentrado su proteccionismo y el
crédito en ciertas ramas industriales como la automotriz, la de artículos
electrónicos y del hogar, la electromecánica
y la textil.
El Colbertismo
buscó traer mano de obra especializada de países competidores. El Kirchnerismo
financió institutos de investigación como el Conicet como forma de repatriar
científicos y técnicos residentes en el extranjero.
El Colbertismo no
solamente ha aparecido en Argentina, como neocolbertismo estuvo activo en la
misma Francia luego de 1945. Algunas de las políticas proteccionistas tienen
amplia difusión en varios países de América Latina, pero no presentan tantas
similitudes con las de Colbert como el Kirchnerismo.
Con respecto a la
moneda, en tiempos de Colbert la moneda papel no había sido puesta en
circulación en Francia, de modo que las falsificaciones ‘oficiales’ debían
hacerse en base a la alteración de la ley de los metales incorporados o el peso
de las piezas en sí. Pero sabemos que Colbert fue un activo agente en combatir
la corrupción en los negocios de la Corona, justamente para incrementar la
recaudación de los impuestos. En esto se diferencia del kirchnerismo que, cada
vez en mayor medida, emite billetes papel moneda sin respaldo en reservas lo
que ha sido uno de los factores que han causado el envilecimiento del peso
argentino. De otras formas de corrupción…mejor no hablemos.
Por supuesto,
Colbert no pudo ser ‘keynesiano’ 400 años antes de que Keynes hiciera sus
aportes a la teorías del dinero, el
interés y la ocupación. Pero el Kirchnerismo tomó con gran dedicación el
objetivo de bombear la demanda en todas sus formas, tanto del consumo de las
familias como, fundamentalmente del Estado. Con el predicado objetivo de
mantener el pleno empleo y la actividad económica ha venido incrementando últimamente
la cantidad de moneda al ritmo de 30 o más por ciento nominal anual, que dicen justificar en base a la necesidad de
aumentar la demanda agregada. Muy posiblemente J M Keynes estaría horrorizado
de esta hipertrofia de sus enseñanzas, como también de la magnitud del déficit
fiscal así como del crecimiento descontrolado de los impuestos.
Cuando vemos
tantas semejanzas de las prácticas de la familia Kirchner con lo que fueran las
doctrinas de Colbert no podemos dejar de recordar aquella sentencia que decía
que muchas veces los políticos aplicaban, sin saberlo, las enseñanzas de algún
economista ya muerto. Otro aserto de J M K que se cumple aquí
mismo.