jueves, 19 de julio de 2012

Marcó del Pont: todo menos combatir la inflación


La presidente del Banco Central de Argentina (en ejercicio) salió a principios del mes de julio en un circuito de declaraciones a diarios afines al gobierno kirchnerista. Salió así del voluntario ostracismo mediático en que se mantenía por unos meses probablemente porque se le ordenó apoyar las medidas de cepo cambiario tomadas por el gobierno y vigiladas por la AFIP pero por las que nadie se hacía responsable. Una de las más extensas entrevistas la dio al diario Tiempo Argentino en una nota que se publicó el 7 de julio con el título ‘Tenemos los dólares para asegurar el funcionamiento de la economía’. En esta entrevista, como es usual en este tipo de prensa se la deja hablar de los temas que quiere sin hacer preguntas demasiado comprometedoras. Allí, como en anteriores declaraciones al diario Página 12 el 6 de julio salió a defender las medidas dirigistas que obligan a bancos a prestar a tasa subsidiada a cierto tipo de inversiones.

Con respecto a las medidas del cepo al dólar que han suprimido de hecho la compra de dólares al cambio oficial para casi todo salvo para importación y exportación (que también están controladas) y para viajes (aunque en cantidades limitadas) Marcó del Pont afirmó que el gobierno tiene dólares para el funcionamiento de la economía llamada ‘real’ pero no para el atesoramiento.

Confiesa así que dólares hay, pero no alcanzan para operatorias que serían normales (no solo el atesoramiento) en cualquier país de Occidente. M del Pont describe la conducta de los argentinos que compran divisas para defenderse contra la inflación como una especie de enfermedad psicológica (dice una ‘pulsión’) que se remonta a épocas pasadas de crisis recurrentes, como si la situación actual no fuese crítica en ciertos aspectos. Y dice que es obligación del gobierno ‘desandar este camino’, pero no menciona la inflación actual que es el motivo principal de la recrudecida demanda de dólares para atesorar ni propone ninguna medida para parar la inflación. 

Menguada funcionalidad de un presidente del Central que propone usar el garrote para ocultar los efectos de la inflación pero ignora su existencia. Habla de todo MENOS DE LA INFLACIÓN.

Para tratar de minimizar el impacto del cepo dice que solo el 12% de la población adulta atesora dólares (no explica el porqué de esa estadística, posiblemente porque el resto no puede ahorrar absolutamente ningún monto significativo). Pero a renglón seguido se contradice y afirma que este tipo de ‘fuga de divisas’ (así la llama) representó en los últimos años el 3% del PBI, casi el superávit de la balanza comercial (y algo menos que el déficit fiscal nacional real previsto para 2012). Esta cifra sola marca la magnitud del daño que produce la inflación que el gobierno inflige al país al sólo objeto de financiar su déficit.

En la continuación del reportaje M del Pont agrega argumentos para tratar de justificar la propuesta prohibición de comprar dólares. En realidad son todas excusas para disfrazar la realidad: que no tienen los dólares que dicen tener. No se entiende que tras 9 años de régimen kirchnerista descubran que ahorrar en dólares es una actividad antisocial y como tal debe ser no solo desalentada, sino reprimida. 

Dice M del Pont, por ej, que al gobierno le toca preservar el interés general y garantizar ‘el derecho individual y colectivo a trabajar, a ganar un salario, a que la economía argentina siga creciendo, y garantizar la estabilidad financiera’. Es la táctica general de pretender hacer pasar al individuo por un insociable si trata de ejercer su derecho a preservar el producto de su trabajo contra la inflación, o sea la exacción gubernamental que es la inflación. No se entiende porqué se requiere violar un derecho individual para preservar un derecho colectivo. Más bien se trata de ocultar los efectos negativos del accionar torpe y dispendioso del gobierno. 

Siguiendo con los sofismos dice Marcó del Pont en la nota que tenía 3 alternativas: 1) devaluar, 2) pedir prestadas divisas o 3) afectar una ‘partecita’ del mercado cambiario y optaron por esto último. Omitió, por supuesto decir que podría haber controlado la inflación, pero eso no se lo permite la Presidenta Cristina. La inflación no existe oficialmente en Argentina, o si existe es sin ninguna consecuencia negativa. Como siempre hacen los personeros del régimen K, M del Pont alude a supuestas conspiraciones desestabilizantes, campañas contra la AFIP, tratando de influir sobre los compradores ocasionales de dólares para hacerlos sentir culpables por defender sus ahorros.

Más adelante en la entrevista Marcó del Pont confirma que no van a financiar más la dolarización de operaciones inmobiliarias, siempre sobre la hipótesis de que las obras se hacen con costos pesificados. Otra vez ignora la inflación, contra la cual no hay forma de mantener el valor de las cuotas si no es referirlas a moneda fuerte. Por la ley de Convertibilidad está prohibida la indexación de los contratos, aunque la inflación ha hecho que la gente ignore esta prohibición. Sin embargo, la razón porque la gente quiere vender en moneda fuerte es que temen perder poder adquisitivo entre el cobro por una propiedad cuando la venden y la compra de un activo que la remplace. Pero como siempre, cuando hay fuertes razones económicas para las prácticas lo que ofrecen los voceros del gobierno son sofismos. La solución de M del Pont es que quien quiere usar dólares deberá ir al mercado paralelo, si es que no tiene dólares ahorrados. 

Marcó del Pont hace algunos comentarios sobre el descenso del monto de depósitos en dólares. Aquí ignora la razón fundamental que es el temor a que esos dólares sean confiscados como ha pasado repetidamente en la Argentina. Pero para minimizar el problema dice que es un mercado muy pequeño, ignorando que TODO el stock de depósitos en Argentina es ínfimo si se compara con el de otros países en Latinoamérica donde se respetan las instituciones. Después agrega que el problema de falta de fondos para financiar las exportaciones se soluciona pesificando las operaciones de crédito. Si hay algo tan ridículo como pesificar operaciones que por su naturaleza se cotizan en moneda fuerte,  a eso se anima nada menos que la presidenta del BCRA con tal de defender los desarreglos que se producen por medidas económicas improvisadas que incluso, probablemente, ella misma no esté de acuerdo pero le mandan salir a justificar.

Seguidamente Marcó del Pont dijo que estaban pensando crear instrumentos para fomentar el ahorro en pesos, pero no fue capaz de nombrar uno solo en concreto. Reconoció que el nivel de depósitos en pesos es muy sensible a la tasa de interés pasiva pero, según le ordenan (probablemente el superministro G Moreno), la tasa no se puede subir. Enseguida la presidenta del BCRA desvió la conversación hacia el tema de préstamos obligados a tasa regulada activas negativas que forzará a los bancos a prestar para fomentar inversiones. Dijo que eran ‘pavadas’ que los bancos iban a perder dinero con esos préstamos. Este argumento es parecido al que usa Carlos Heller el diputado y presidente del Banco Credicoop  que afirma que ellos tienen una línea de préstamos similar y no pierden. Lo que Heller no menciona es que el gobierno provee a su banco de dinero de depósitos fiscales a costo mínimo, ventaja que no tienen otros bancos que no forman parte del universo de amigos del gobierno. En realidad lo que practican los bancos privados es tomar dinero a tasas reales negativas y prestar a tasas reales positivas. Las nuevas medidas forzarán a la baja las tasas pasivas y los que pagarán los préstamos subsidiados serán los ahorristas, como siempre ocurre en los gobiernos populistas. No se extrañen después si la inversión y el ahorro caen a niveles mínimos.

Marcó del Pont refuerza su argumentación diciendo que las bancos están con muchísima liquidez. Olvida decir que esos depósitos son mayormente de instituciones oficiales, que los depósitos de particulares han dejado de crecer, no solo con relación a la inflación sino en monto absoluto, por efecto combinado de la aceleración inflacionaria y de la caída de la actividad, es decir por la estanflación incipiente. De este modo, al mantener los intereses bajos lo que hace es perjudicar al estado en sus varias expresiones, reduciendo el rendimiento del impuesto inflacionario.

Marcó del Pont termina su alocución (no es una entrevista sino una exposición ayudada por un secretario de redacción) diciendo que el Banco Nación prestó a tasa del 14% durante 4 años y medio (no aclaró si perdió plata con esta línea, solo dijo que tiene baja mora). Lo que no dice es que el Banco Nación se fondea con fondos estatales a tasa cercana a cero, y que el principal cliente es el Poder Ejecutivo que se nutre de sus depósitos para cubrir baches financieros. Es decir es un argumento Heller llevado al paroxismo. Otro sofisma K.

Concluye Marcó del Pont su exposición diciendo: “Es importante comprender que en este modelo económico, que no es el de la valorización financiera sino la productiva y que la actividad productiva en nuestro país tiene una enorme rentabilidad, especialmente en la pequeña y mediana empresa”. En un sistema donde la rentabilidad se asienta en recibir favores del Estado Nacional, como cotos de caza reservados y tasas subsidiadas, no extrañan estas afirmaciones, salvo que los beneficiarios principales no son las pymes, sino los tiburones amigos de alguno en el gobierno, como constructores de hoteles en el sur argentino, empresas constructoras eléctricas, imprenteros con relaciones en altas esferas, empresas metal mecánicas, empresarios del juego, bancos amigos, etc, etc. Estos no son pymes, salvo las que manejan algunos miembros del Poder Ejecutivo que difícilmente puedan justificar sus incrementos patrimoniales frente a jueces honestos.