La presidente del
Banco Central de Argentina (en ejercicio) salió a principios del mes de julio
en un circuito de declaraciones a diarios afines al gobierno kirchnerista.
Salió así del voluntario ostracismo mediático en que se mantenía por unos meses
probablemente porque se le ordenó apoyar las medidas de cepo cambiario tomadas
por el gobierno y vigiladas por la AFIP pero por las que nadie se hacía
responsable. Una de las más extensas entrevistas la dio al diario Tiempo
Argentino en una nota que se publicó el 7 de julio con el título ‘Tenemos los
dólares para asegurar el funcionamiento de la economía’. En esta entrevista,
como es usual en este tipo de prensa se la deja hablar de los temas que quiere
sin hacer preguntas demasiado comprometedoras. Allí, como en anteriores
declaraciones al diario Página 12 el 6 de julio salió a defender las medidas
dirigistas que obligan a bancos a prestar a tasa subsidiada a cierto tipo de
inversiones.
Con respecto a las
medidas del cepo al dólar que han suprimido de hecho la compra de dólares al
cambio oficial para casi todo salvo para importación y exportación (que también
están controladas) y para viajes (aunque en cantidades limitadas) Marcó del
Pont afirmó que el gobierno tiene dólares para el funcionamiento de la economía
llamada ‘real’ pero no para el atesoramiento.
Confiesa así que dólares
hay, pero no alcanzan para operatorias que serían normales (no solo el
atesoramiento) en cualquier país de Occidente. M del Pont describe la conducta
de los argentinos que compran divisas para defenderse contra la inflación como
una especie de enfermedad psicológica (dice una ‘pulsión’) que se remonta a
épocas pasadas de crisis recurrentes, como si la situación actual no fuese
crítica en ciertos aspectos. Y dice que es obligación del gobierno ‘desandar
este camino’, pero no menciona la inflación actual que es el motivo principal
de la recrudecida demanda de dólares para atesorar ni propone ninguna medida
para parar la inflación.
Menguada
funcionalidad de un presidente del Central que propone usar el garrote para
ocultar los efectos de la inflación pero ignora su existencia. Habla de todo
MENOS DE LA INFLACIÓN.
Para tratar de
minimizar el impacto del cepo dice que solo el 12% de la población adulta
atesora dólares (no explica el porqué de esa estadística, posiblemente porque
el resto no puede ahorrar absolutamente ningún monto significativo). Pero a
renglón seguido se contradice y afirma que este tipo de ‘fuga de divisas’ (así
la llama) representó en los últimos años el 3% del PBI, casi el superávit de la
balanza comercial (y algo menos que el déficit fiscal nacional real previsto
para 2012). Esta cifra sola marca la magnitud del daño que produce la inflación
que el gobierno inflige al país al sólo objeto de financiar su déficit.
En la
continuación del reportaje M del Pont agrega argumentos para tratar de
justificar la propuesta prohibición de comprar dólares. En realidad son todas
excusas para disfrazar la realidad: que no tienen los dólares que dicen tener.
No se entiende que tras 9 años de régimen kirchnerista descubran que ahorrar en
dólares es una actividad antisocial y como tal debe ser no solo desalentada,
sino reprimida.
Dice M del Pont,
por ej, que al gobierno le toca preservar el interés general y garantizar ‘el derecho
individual y colectivo a trabajar, a ganar un salario, a que la economía
argentina siga creciendo, y garantizar la estabilidad financiera’. Es la táctica general de pretender hacer
pasar al individuo por un insociable si trata de ejercer su derecho a preservar
el producto de su trabajo contra la inflación, o sea la exacción gubernamental que
es la inflación. No se entiende porqué se requiere violar un derecho individual
para preservar un derecho colectivo. Más bien se trata de ocultar los efectos
negativos del accionar torpe y dispendioso del gobierno.
Siguiendo con los
sofismos dice Marcó del Pont en la nota que tenía 3 alternativas: 1) devaluar, 2)
pedir prestadas divisas o 3) afectar una ‘partecita’ del mercado cambiario y
optaron por esto último. Omitió, por supuesto decir que podría haber controlado
la inflación, pero eso no se lo permite la Presidenta Cristina. La inflación no
existe oficialmente en Argentina, o si existe es sin ninguna consecuencia
negativa. Como siempre hacen los personeros del régimen K, M del Pont alude a
supuestas conspiraciones desestabilizantes, campañas contra la AFIP, tratando
de influir sobre los compradores ocasionales de dólares para hacerlos sentir
culpables por defender sus ahorros.
Más adelante en
la entrevista Marcó del Pont confirma que no van a financiar más la
dolarización de operaciones inmobiliarias, siempre sobre la hipótesis de que
las obras se hacen con costos pesificados. Otra vez ignora la inflación, contra
la cual no hay forma de mantener el valor de las cuotas si no es referirlas a
moneda fuerte. Por la ley de Convertibilidad está prohibida la indexación de
los contratos, aunque la inflación ha hecho que la gente ignore esta
prohibición. Sin embargo, la razón porque la gente quiere vender en moneda
fuerte es que temen perder poder adquisitivo entre el cobro por una propiedad
cuando la venden y la compra de un activo que la remplace. Pero como siempre,
cuando hay fuertes razones económicas para las prácticas lo que ofrecen los
voceros del gobierno son sofismos. La solución de M del Pont es que quien
quiere usar dólares deberá ir al mercado paralelo, si es que no tiene dólares ahorrados.
Marcó del Pont
hace algunos comentarios sobre el descenso del monto de depósitos en dólares.
Aquí ignora la razón fundamental que es el temor a que esos dólares sean
confiscados como ha pasado repetidamente en la Argentina. Pero para minimizar
el problema dice que es un mercado muy pequeño, ignorando que TODO el stock de
depósitos en Argentina es ínfimo si se compara con el de otros países en
Latinoamérica donde se respetan las instituciones. Después agrega que el
problema de falta de fondos para financiar las exportaciones se soluciona
pesificando las operaciones de crédito. Si hay algo tan ridículo como pesificar
operaciones que por su naturaleza se cotizan en moneda fuerte, a eso se anima nada menos que la presidenta
del BCRA con tal de defender los desarreglos que se producen por medidas
económicas improvisadas que incluso, probablemente, ella misma no esté de
acuerdo pero le mandan salir a justificar.
Seguidamente
Marcó del Pont dijo que estaban pensando crear instrumentos para fomentar el
ahorro en pesos, pero no fue capaz de nombrar uno solo en concreto. Reconoció
que el nivel de depósitos en pesos es muy sensible a la tasa de interés pasiva
pero, según le ordenan (probablemente el superministro G Moreno), la tasa no se
puede subir. Enseguida la presidenta del BCRA desvió la conversación hacia el
tema de préstamos obligados a tasa regulada activas negativas que forzará a los
bancos a prestar para fomentar inversiones. Dijo que eran ‘pavadas’ que los
bancos iban a perder dinero con esos préstamos. Este argumento es parecido al
que usa Carlos Heller el diputado y presidente del Banco Credicoop que afirma que ellos tienen una línea de
préstamos similar y no pierden. Lo que Heller no menciona es que el gobierno
provee a su banco de dinero de depósitos fiscales a costo mínimo, ventaja que
no tienen otros bancos que no forman parte del universo de amigos del gobierno.
En realidad lo que practican los bancos privados es tomar dinero a tasas reales
negativas y prestar a tasas reales positivas. Las nuevas medidas forzarán a la
baja las tasas pasivas y los que pagarán los préstamos subsidiados serán los
ahorristas, como siempre ocurre en los gobiernos populistas. No se extrañen
después si la inversión y el ahorro caen a niveles mínimos.
Marcó del Pont
refuerza su argumentación diciendo que las bancos están con muchísima liquidez.
Olvida decir que esos depósitos son mayormente de instituciones oficiales, que
los depósitos de particulares han dejado de crecer, no solo con relación a la
inflación sino en monto absoluto, por efecto combinado de la aceleración
inflacionaria y de la caída de la actividad, es decir por la estanflación
incipiente. De este modo, al mantener los intereses bajos lo que hace es
perjudicar al estado en sus varias expresiones, reduciendo el rendimiento del
impuesto inflacionario.
Marcó del Pont
termina su alocución (no es una entrevista sino una exposición ayudada por un
secretario de redacción) diciendo que el Banco Nación prestó a tasa del 14% durante
4 años y medio (no aclaró si perdió plata con esta línea, solo dijo que tiene
baja mora). Lo que no dice es que el Banco Nación se fondea con fondos
estatales a tasa cercana a cero, y que el principal cliente es el Poder
Ejecutivo que se nutre de sus depósitos para cubrir baches financieros. Es decir
es un argumento Heller llevado al paroxismo. Otro sofisma K.
Concluye Marcó
del Pont su exposición diciendo: “Es
importante comprender que en este modelo económico, que no es el de la
valorización financiera sino la productiva y que la actividad productiva en
nuestro país tiene una enorme rentabilidad, especialmente en la pequeña y
mediana empresa”. En un sistema donde la rentabilidad se asienta en recibir
favores del Estado Nacional, como cotos de caza reservados y tasas subsidiadas,
no extrañan estas afirmaciones, salvo que los beneficiarios principales no son
las pymes, sino los tiburones amigos de alguno en el gobierno, como constructores
de hoteles en el sur argentino, empresas constructoras eléctricas, imprenteros
con relaciones en altas esferas, empresas metal mecánicas, empresarios del
juego, bancos amigos, etc, etc. Estos no son pymes, salvo las que manejan
algunos miembros del Poder Ejecutivo que difícilmente puedan justificar sus
incrementos patrimoniales frente a jueces honestos.