La semana del 23
de septiembre pasado Cristina Fernández de Kirchner pasó por las universidades
norteamericanas de Georgetown y de Harvard donde se suponía que iba a hacer
sendas presentaciones magistrales y, a continuación, contestaría preguntas de
los estudiantes asistentes.
Por el rango de
la invitada y tratarse de escuelas de ciencias políticas se esperaba que las
presentaciones giraran acerca de temas de gobierno en general, con algunas
alusiones a aspectos concretos referidos a la Argentina.
Previo al viaje
de la Presidenta a los EEUU hubo en la Argentina una serie creciente de
muestras de desaprobación por la forma de gobernar del Poder Ejecutivo
encabezado por Cristina Kirchner que culminaron con una movilización mayormente
espontánea el día 13 de septiembre.
En medio de esta
situación los equipos presidenciales aparentemente estimaron conveniente que
CFK se presentase ante los estudiantes y
profesores de esas casas de estudio para exponer aspectos de su gobierno y de
la historia argentina.
La conflictiva
situación política en Argentina, impensable unos pocos meses antes cuando CFK
obtuvo la reelección por más del 54% de los votos positivos emitidos, ha
repercutido en la población hispana en EEUU y ello llevó, probablemente, a que los estudiantes se orientasen
mayoritariamente por hacer preguntas sobre temas poco simpáticos para la
Presidenta. Aparte de esto hubo manifestaciones hostiles contra la Presidenta
frente al hotel Mandarin de Nueva York donde se alojó.
Quizás influida
por este ambiente previo CFK produjo dos deslucidas presentaciones seguidas por
series de preguntas y respuestas donde la Presidenta con aires de suficiencia, se
mostró displicente, dominante y muchas
veces hostil con los alumnos, lo que le valió dos silbatinas mientras hablaba
en Harvard y críticas generalizadas luego de las alocuciones en ambos casos. La
atmósfera general de las presentaciones, sobre todo por la forma de encarar las
respuestas dio la impresión de que ella creyó estar ante un grupo de
estudiantes de la escuela intermedia y no de universitarios. Por eso, en vez de
afrontar seriamente algunas preguntas, se dedicó a criticarlas y evadirlas.
Lo que Cristina
Kirchner hizo en ambos casos fue presentar una zigzagueante narración de los
supuestos logros de su familia, repitiendo gran parte de los lugares comunes a
que tiene acostumbradas a sus forzadas audiencias en Argentina. La saga de su
familia se traduce en cómo recibieron un país destrozado (siempre dicen ‘en
ruinas’) por una conjunción de errores de manejo económico de sus antecesores,
no siempre inocentes, sumados a negociados de la banca internacional asociada a
agentes locales. A partir de allí se cuenta como N. Kirchner y ella hicieron
renegociaciones con quita de la deuda en default. También CFK hizo el recuento de una serie de
medidas sociales todas supuestamente exitosas, y de la ‘reconstrucción’ de la
economía a la que calificó de ‘exponencial’.
Luego de dar numerosas vueltas en el discurso, mostrando una falta de
ajuste a un plan de presentación previo, terminó hablando de su visión de lo
que llama la crisis política global. Allí repitió su crítica a la forma que el Norte
encara sus problemas económicos y puso como siempre el ejemplo de las crisis
argentinas, especialmente la de 2001, recomendando implícitamente (aunque lo
negó) seguir un camino similar a la quita efectuada por el matrimonio en lo que
ellos llaman renegociación (aunque fue compulsiva) del default heredado. A
continuación respondió (o simuló responder) las preguntas que le hicieron. Y no
parece haber convencido a la mayor parte de la audiencia.
Posteriormente a
esas presentaciones en los EEUU de N. América, que fueron transmitidas en vivo
por varios canales de televisión en Argentina, hubo muchas discusiones y
análisis en diversos medios. También hubo entrevistas a algunos de los alumnos
que hicieron preguntas y foros de discusiones en los diarios y medios
digitales. De este modo la performance de la Presidenta logró un grado de
difusión superior al esperado por las autoridades argentinas que implícitamente
admitieron que la imagen transmitida no fue positiva. Hubo una única reacción
inmediata de CFK todavía de viaje para tratar de borrar la mala impresión que
causaron sus repetidas alusiones descalificadoras a la Universidad Nacional de
La Matanza (situada en la Provincia argentina de Buenos Aires) cuando ella
misma o sus asistentes escribieron unas entradas en Twitter expresando su gran
afecto por los alumnos de esa Universidad. También hubo una reunión el lunes
siguiente con seguidores de la agrupación kirchnerista La Cámpora los que
ratificaron su admiración incondicional a CFK que es el ‘alma mater’ de estos
jóvenes ‘militantes’.
Algunos medios
internacionales se hicieron eco de las deslucidas intervenciones de CFK en EEUU
y, con cierta demora, también hubo reacciones en los medios universitarios, por
ejemplo, en el Harvard Crimson se publicó un artículo (en inglés) del
comentarista económico Jorge Araya donde se hace una crónica de la conferencia
de la Presidenta, así como de antecedentes de su gobierno, con opiniones
bastante negativas, por ejemplo, expresando: “Esta, entonces, es la imagen de sí misma que la presidente
Kirchner nos dejó en Harvard. ¿Arrogante? Por
supuesto. ¿Narcisista? No lo dudo. ¿Megalómana? Eso podría ser ir demasiado lejos,
pero megalomanía está sin duda en el camino correcto.” (traducción según http://www.economiaparatodos.com.ar/ver_nota.php?nota=4012).
El artículo de
Araya convocó una gran cantidad de comentarios de los lectores de Harvard en el
mismo Crimson, la mayoría de ellos críticos a la figura de la Presidenta y su
gestión, incluso abundando con ejemplos adicionales a los mencionados por
Araya. En forma similar a lo que ocurre en Argentina, hubo ardientes réplicas
de seguidores del kirchnerismo defendiendo la gestión de CFK y atacando a los
medios, especialmente al grupo Clarín. En resumen, quedó la Presidenta
caracterizada como émula en muchos aspectos de su admirado Hugo Chávez y no muy
afecta a respectar estrictamente las prácticas democráticas, más allá de las
apariencias.
En las encuestas
de opinión política que se realizan periódicamente en Argentina resulta
impactante la diferencia que hay en la valoración popular de la gestión del
gobierno nacional (extremadamente negativa en su mayoría) y la imagen
presidencial, en caída pero siempre muy por encima de la de su gobierno. Es
como si la gente creyese que ‘ella es buena pero la aconsejan mal’. Habría que pensar, frente a esto, porqué CFK
se ha ido desprendiendo de algunos elementos relativamente buenos para rodearse
de mediocres, algunos de ellos de sospechosa integridad, pero fieles hasta la
obsecuencia, como Boudou, Timerman, Abal Medina, Garré, Moreno, Mariotto (etc.).
El viaje a EEUU
ha podido poner en blanco sobre negro para muchos que dudaban algunos aspectos:
1) La inspiradora del modelo protochavista del ‘vamos
por todo’ no es otra que CFK que en esto sigue bastante las ideas de
Abelardo Ramos y su antiguo Partido Socialista de la Izquierda Nacional. Ella
ha expresado abiertamente su admiración por H Chávez y lo ha reafirmado recientemente
en Twitter al felicitarlo por su triunfo electoral diciendo ‘tu victoria es la
nuestra’.
2) CFK practica la mentira política sin ninguna inhibición. La negación
rotunda de la inflación argentina es una pequeña muestra de las estafas
ideológicas que cocina su gobierno. Nadie que lleve las cuentas de los gastos
en Argentina puede desconocer que la inflación hoy es superior al 20% anual.
Ella dijo enfáticamente, sin embargo, a los estudiantes de Georgetown: ‘Si realmente los números fueran de una inflación
del 25% al 26% el país estallaría por los aires; no podríamos haber
pagado ninguno de los miles de millones de dólares que hemos pagado; no
hubiéramos podido sostener el crecimiento de una economía como el que
sostuvimos y mucho menos hubiéramos logrado la incorporación de millones de
excluidos que hoy están consumiendo y tienen una asignación universal o un
trabajo en una cooperativa o un trabajo registrado’ (según la
versión oficial del sitio de la Presidencia de Argentina). El que escribe esta
entrada lleva la cuenta de los gastos mes por mes y en 2010 calculó una
inflación promedio superior al 20%. No se lo contó Clarín son gastos diarios
propios, no extraordinarios, como los de cualquier otro habitante. Además, las
estadísticas de entes provinciales (que resistieron las presiones del
Secretario G Moreno para que las discontinúen) indican valores recientes del
orden del 23% por año. Es entonces una GRAN MENTIRA, fácil de comprobar que la
inflación sea 9% y CFK LA AVALA DESDE HACE AÑOS.
Otra gran
mentira, y mucho más grave aún fue la campaña electoral de CFK para aspirar a
la reelección. En esa campaña, ocurrida a fines de 2011, en ningún momento ni
ella ni otros postulantes del FPV expresaron que iban a cambiar el derrotero
del gobierno para ‘ir por todo’. La campaña fue una seguidilla anodina de
reafirmaciones de la obra realizada, sin ningún programa futuro de gobierno y
conducida por una amante y edulcorada viuda vestida de negro que mostraba ondas
de amor y tolerancia. El giro hacia el estatismo y el protochavismo fue totalmente
inesperado, especialmente por el empresariado que, por el contrario, esperaba
un aflojamiento de controles y las restricciones a la libertad empresaria.
En síntesis
CFK hizo una estafa electoral e
ideológica, digna del izquierdismo subrepticio a lo del ‘demócrata’ F Castro cuando
tomó el poder en Cuba.
3) Los conocimientos de economía y de gestión de CFK son rudimentarios,
reducidos a una serie de recetas estereotipadas del acervo ‘Nacional y Popular’.
Ya en entradas anteriores hemos pasado revista a errores serios en las
concepciones económicas de la ‘Empleada pública número 1’ con motivo de un
discurso que pronunció en el Mercado Central. Un ejemplo es la famosa
explicación que repite continuamente que la convertivilidad argentina no podía
haber funcionado porque la economía argentina es mucho más chica que la
estadounidense. El simple ejemplo de Panamá invalida totalmente esta idea (y
hay otros países con caja de conversión). Su saber y prácticas económicas se
resumen en la ‘ceponomics’, es decir
que el Estado pone un gendarme al lado de cada particular que lo controla y le
indica que debe hacer y limita su accionar de acuerdo a los dictados del
burócrata de turno. Expresiones de esto son varias y van desde el cepo
cambiario (cuya existencia CFK niega insistentemente, no solo en EEUU sino a su
vuelta en Argentina), por las restricciones a importaciones y exportaciones,
al reparto de dividendos, a los viajes, etc etc. Además, el otro gran karma de
CFK consiste en fogonear irresponsablemente la demanda agregada, especialmente
la del gobierno a través de una emisión monetaria de 35% anual o más y la privada por medio del
ataque a todos los medios de ahorro para forzar el malgasto de la liquidez en
manos del público.
4) Para CFK la economía es un
juego de suma cero. Dijo en Georgetown: “Y lo que yo puedo observar como dirigente política, como integrante del
G-20, es que uno de los problemas más graves que hoy tiene la crisis mundial es
que no se cae una nueva idea acerca de cómo salir de la crisis, que no es
económica, es política, porque no hay una clara idea de cómo se debe salir de
esto, y si la hay no se la quiere utilizar porque perjudica a los sectores más
favorecidos. Porque ha pasado, ustedes saben que ningún juego económico es
neutro, siempre cuando hay perjudicados hay favorecidos de un lado y lo que se
le saca uno lo recibe otro. Esto es una regla básica de la economía”(el
subrayado es mío). Esta es esencialmente la misma idea que tenía Eva Perón que
dijo: ‘Cuando aprendí que hay pobres
porque hay ricos’. Si la historia del crecimiento económico del mundo no ha
convencido a CFK que puede haber progreso para las mayorías, no ha querido
sacarse las anteojeras ideológicas.
5) CFK mintió descaradamente,
como lo hacen a menudo los varios tiranuelos americanos (Chávez, Correa,
Morales, etc) afirmando que en Argentina hay libertad de expresión. Cualquiera
sabe que ellos tratan rudamente a todo periodista que intente hacerles una
pregunta molesta, que CFK no habla con la prensa (salvo que llame ‘hablar’
reunirse con el monje negro Verbitsky), han forzado la venta de medios a
empresarios dependientes del gobierno, han acosado económicamente a diarios
independientes, han atacado, incluso físicamente a periodistas indóciles (y ‘recompensado’
a aquellos que repiten la pauta oficialista), han mandado la ‘gesAFIP’ a ‘inspeccionar’
fiscalmente a cualquiera que ose hablar contra el gobierno, en fin, han
convertido al país en la antesala del gobierno del ‘Gran Hermano’.
6) CFK mostró que su gobierno no tiene un plan
maestro ni programa de acción, que no sea insistir tenazmente en lo ya
hecho y tratar de parecerse a su adorado Chávez. Ella misma confesó en Harvard
que no hace planes en su vida y tampoco podría mostrarlos. Dijo: "si quieres ver sonreír a Dios cuéntale tus
planes”. Ni ella ni su
difunto marido intentaron nunca aclarar que rumbo u objetivos tienen
sus gobiernos y es porque no los tienen y han vivido al día, cambiando
continuamente de rumbo, ocultando lo que realmente querían hacer incluso dentro
del presupuesto del corriente año.
En resumen, para
quien tenga abierta la mente (me refiero al famoso 54% que la votó), no hay
duda que a CFK se le cayó la máscara en las universidades norteamericanas. La
ilusión de pasearse y lucirse ante audiencias dóciles y absortas fue totalmente
frustrada. De ahí el malhumor evidente de la Presidente, poco acostumbrada a
enfrentarse con las realidades de su gobierno.
No insistiremos
sobre otro aspecto que aparece también en las conferencias, y es la cultura
superficial de la Presidenta, que muestra la pobreza de su paso por el colegio
secundario. Al observador atento no escapan los errores de sintaxis, palabras
mal usadas, nombres mal pronunciados, etc. Esto no son errores de memoria, son
los rastros de una educación básica descuidada y poco interés por la precisión,
más allá de la cita de números muchas veces fraguados y frases comunes como ‘Eppur
si muove’. Mencionaremos aquí, por caso, aunque ya lo han hecho otros antes, las
citas erróneas de la Biblia (Seth por Lot) que también indican una religiosidad
superficial, fallas de gramática (uso del condicional en vez del subjuntivo), palabras
usadas mal o fuera de su significado (como ‘teoría’), Madoc o Murdoch por
Bernard Madoff, nombres mal pronunciados como el de Christine Lagarde (del FMI)
pronunciado ‘Lagardé’ o ‘Degardé’. En resumen, una cultura de origen aluvional,
descuidada en sus orígenes y crecida en cantidad facilitada por una memoria
excepcional pero con poca atención por la calidad.
Pero lo más importante y fundamental de esta gira
por el Norte ha sido poner al descubierto que todo lo que se podía asignar erróneamente
a los miembros del gabinete es obra e inspiración básica y esencialmente de la
Presidenta Cristina Kirchner, primero por continuación de la herencia de su
esposo (que era pragmático y no dogmático) y luego, sobre todo con el ‘vamos
por todo’ de ELLA y sólo de ELLA. Es el RELATO hecho a su imagen, genio y
figura!