Hacia fines del
año 2001, momento en que la decadencia del modelo de la convertibilidad entró
en su crisis terminal, tomó forma el llamado Grupo Fénix compuesto por una
asociación de economistas nucleados en torno a la Facultad de Ciencias
Económicas de la Universidad Nacional de Buenos Aires. El conjunto de
profesionales se propuso hacer un diagnóstico de la situación del país en temas
de economía o relacionados y proponer una serie de medidas en forma de un plan
de acción para la reconstrucción del país. Ideológicamente el grupo presentaba
un amplio espectro desde estructuralistas, radicales, marxistas, pero todos con
el rasgo común de rechazar la llamada ‘ortodoxia’.
Con el
advenimiento del kirchnerismo al gobierno se hizo común la idea de que las
políticas del gobierno tenían por inspiración las ideas de algunos de los
integrantes del Grupo Fénix. Efectivamente, algunos miembros del mismo tuvieron
posiciones expectantes en la administración kirchnerista. Tal fue el caso del
economista Aldo Ferrer que representó al gobierno en varias empresas y
actualmente es embajador argentino en Francia.
Pero con el
correr del tiempo algunos miembros de Grupo Fénix discreparon públicamente con
el accionar del kirchnerismo y también se apartaron del Grupo que se mantuvo en
una posición de acompañamiento distante ya que fue evidente que la inspiración
del gobierno no estaba allí.
Para el momento
actual, con la renovada actualidad de la inflación el Grupo Fénix ha
considerado conveniente expresar su posición frente este tema y algunos otros
relevantes y aconsejar algún tipo de medidas. El documento se llama “La
Cuestión Inflacionaria en la Argentina” con la firma de ‘Cátedra Abierta Plan Fénix’
y membrete de la FCE de la UBA. El documento no ha tenido difusión oficial por
ahora aunque fue comentado en varios medios. La falta de firmas individuales
podría interpretarse de diversos modos, aunque se podría inferir que algunos de
los autores no quieren aparecer criticando ciertas acciones del gobierno
kirchnerista lo cual podría hacerlos pasibles de algún tipo de represalia. Se
trata de una situación incómoda para quienes fueron tomados en su momento como
inspiradores de políticas gubernamentales tener que tomar distancia cuando hay
errores que la profesión económica no puede obviar, por más heterodoxa que sea.
Algunos comentarios sobre el documento
El escrito se
desarrolla en algo más de cuatro carillas con el logo de la FCE y encabezado
‘Plan Estratégico de la Facultad de Ciencias Económicas. PLAN FÉNIX’ Se trata
de un documento denso en conceptos del cual seleccionaremos algunos de los
muchos temas a que alude.
1) Rechazo a
la ‘Ortodoxia’
En repetidas
ocasiones el escrito rechaza las propuestas catalogadas como ‘ortodoxas’ y las
acusa de haber causado grandes problemas en el pasado. La ortodoxia está
vagamente definida pero se la caracteriza como algo que no debe hacerse de
ningún modo. De hecho, en la FCE la pluralidad de cátedras ha sido fuertemente
cuestionada bajo la conducción afín al kirchnerismo y la ‘ortodoxia’ ha migrado
a otros centros. Sin embargo, en ningún momento el documento habla de
‘neoliberalismo’, cuestión que revela cierto cuidado por no usar epítetos que
han tomado un carácter peyorativo y bien poco definido en cuanto a contenido ideológico.
En esta línea de
pensamiento heterodoxo se habla de los ‘resultados negativos …. de políticas
antiinflacionarias de matriz ortodoxa’. También se critica a ‘los toscos
diagnósticos monetaristas que atribuyen el crecimiento de los precios, en exclusividad,
a la emisión monetaria’, y se aconseja combatir las restricciones de la
estructura productiva ‘haciendo lo contrario de lo que hoy resulta usual [en]
los países de la Europa en crisis’
Parece que fuera
necesario dejar bien en claro que el pensamiento de los autores está libre de
cualquier contaminación y vuela mucho más alto por el firmamento heterodoxo.
2) Reconocimiento
de la existencia de una inflación inconveniente en Argentina
Este ha sido el
motivo por el que este escrito ha llamado la atención de varios medios y no es
un dato menor cuando la misma Presidenta Cristina ha negado pública y
enfáticamente que Argentina tenga que preocuparse por la inflación al tiempo
que ratificó los datos del INDEC.
Antes de afirmar
que el proceso inflacionario es nocivo los autores hacen una larga introducción
a modo de recapitulación de la historia reciente, con los destrozos atribuidos
a la convertibilidad y las supuestas grandes logros del gobierno kirchnerista.
De este modo, los académicos seguramente buscan atenuar la mala impresión que
podría causar en el oficialismo hablar de un tema tabú como es la inflación.
Aluden entonces a
‘un proceso inflacionario que se ha iniciado un quinquenio atrás y que, si bien
muestra un ritmo administrable, alcanza hoy índices superiores a los deseables’.
Al datarlo a 5 años atrás, lo ponen totalmente dentro de la era CFK, con lo
cual eximen de toda responsabilidad al difunto NK. Realmente no parece haber
motivos serios para esta partición en el proceso, salvo que parece que no
quieren aceptar que lo de ahora es una mera acentuación de un proceso que se
inició casi al momento en que la familia Kirchner tomo las riendas del
gobierno.
3) Crítica a
los datos de inflación del INDEC
El documento
afirma que “Las cifras que ofrece el INDEC han perdido credibilidad”. Recordemos que
en la segunda parte de 2010 se conoció un informe universitario muy crítico de
la metodología usada por el INDEC para medir la inflación (cf. “Las universidades denunciaron la falta de
credibilidad del Indec”, publicado por La Nación el 15 de septiembre de
2010). Fue un estudio colaborativo de varias universidades nacionales realizado
a pedido del entonces Ministro de Economía Amado Boudou que este ni se molestó
en comentar, seguramente porque no decía lo que él esperaba). Con esta
afirmación el Grupo Fénix contradice la posición oficial del Poder Ejecutivo
nacional que respalda totalmente los números del INDEK. También hace tiempo que
el director del Grupo, el profesor Abraham Gak ha expresado públicamente la
necesidad de hacer correcciones en el INDEC.
Como para
matizar, el documento afirma: “las
provinciales no cubren un territorio de suficiente significación y las que
publican las consultoras privadas exageran, en general, las tasas de inflación
reales (además de aplicar en algunos casos metodologías inaceptables, de poca
seriedad)”. Aquí, como no pueden negar significación a las estadísticas que
hacen las provincias (cosa que sí hacen desde el INDEK), les asignan poca
cobertura nacional. En realidad, la cobertura actual abarca unas 7 provincias
bastante significativas porque antes de 2007 sus cifras no diferían demasiado
de las del INDEC (ahora indican casi duplican los valores del INDEK). El
gobierno nacional, especialmente la Secretaría de Comercio, que es la que
intervino el INDEC y la responsable de la adulteración de las estadísticas de
inflación, ha presionado sobre los gobiernos provinciales y ha logrado que
varias provincias, como Río Negro y Mendoza, discontinuaran sus series de
precios al consumidor.
La afirmación de
que las consultoras privadas exageran la inflación es infundada y puesta allí
meramente para neutralizar lo dicho del INDEK. Antes de 2007 las series de las
consultoras no diferían mayormente de las del INDEC, es más, estas servían para
calibrar los estimadores privados. Lo que si puede decirse es que las privadas
tienen menor exactitud puesto que las muestras son menores que las del INDEC,
pero, en cuanto a metodología, no difieren mayormente. Es más, alguna de las
series son calculadas por personal expulsado del INDEK por la intervención por
negarse a falsear los datos.
Los economistas
del Fénix se inclinan por usar los precios implícitos en los cálculos del PBI
que hace el INDEK. Con ellos dicen que les da una inflación actual del orden
del 20%, “muy lejos de los que estima el
INDEC”. Se sabe que los datos del INDEC exageran el crecimiento del PBI,
por lo que los precios implícitos están sospechados de haber sufrido la
metástasis de las series del IPC de algún modo. Por lo tanto, tampoco este
cálculo puede considerarse totalmente confiable. Por experiencia personal, mis
gastos crecen más que el 20% anual, más cerca del 25% y en aumento. Dice el
informe del Fénix: “bastante por debajo
de muchas “estimaciones” irresponsablemente difundidas por medios masivos de
comunicación– y justifican la actual preocupación. Va de suyo que esta
situación debe ser corregida, sin más dilaciones”. De nuevo, un ataque a
los estimadores privados y, de paso, a los medios de comunicación (otra forma
de hacer ‘buena letra K’). No dice nada, sin embargo, del índice ‘Congreso’
difundido por un grupo de diputados opositores, que resulta de promediar una
decena de estimaciones del crecimiento mensual del IPC hecho por entidades
privadas, perseguidas por el Secretario Moreno penal y administrativamente por
publicar sus cifras.
Vemos pues, como el Grupo camina haciendo un delicado
equilibrio entre la verdad académica y la voluntad de no despertar las
represalias del régimen.
4) Causas del
proceso inflacionario
El documento del
Grupo Fénix se interna en temas teórico-prácticos indagando por las causas de
los elevados valores de la inflación y las medidas que se requerirían para
lograr su reducción. El enfoque es sano, porque para tener una medicina
efectiva es necesario saber cuál es el origen de la enfermedad.
El documento
puntualiza que el análisis tradicional distingue 3 tipos de inflación: de
demanda, de costos y estructural. “El
análisis económico tradicional suele distinguir tres clases de inflación: de
demanda, originada por un exceso de la demanda global respecto de la oferta
global de productos y servicios; de costos, usualmente derivada del aumento de
la tasa de salarios e insumos a un ritmo mayor que la productividad del trabajo
asalariado; y la estructural, causada por el cambio de los precios relativos en
sectores con inflexibilidad a la baja de los precios monetarios”.
Sin embargo, para
los autores hay una causa básica que es la estructural y los otros dos son
mecanismos de propagación. ‘Más allá de
este análisis tradicional y avanzando en el tema, podría afirmarse que el
fenómeno primario tiene origen en una inflación de carácter “estructural”, que
presenta como mecanismos de propagación a la inflación “de costos” y también a
la “de demanda”’.
Las causas estructurales
principales (en Argentina) que se detallan son: 1) aumento de precios relativos
a nivel mundial que se trasladan a los precios locales, 2) deficiencias en la
formación o asignación de capitales, y 3) inequidades persistentes en el
sistema tributario. ‘Las presiones
inflacionarias se deben a problemas de la estructura del sistema económico
argentino. Entre ellos: a) el incremento de los precios relativos de alimentos,
energía y otros insumos en el mercado mundial, que tiene impacto sobre el nivel
de precios internos y se traslada fuertemente al consumo de los sectores más
carenciados; b) las deficiencias en la tasa de formación de capital, así como
en su asignación; y c) las serias inequidades persistentes en el sistema
tributario. Si estas fallas estructurales no se corrigen resulta imposible
atenuar el proceso inflacionario, por más “ajustes” que se intenten, debido a
la multiplicidad de causas que operan de modo simultáneo’
Se observa que
los autores han ‘escamoteado’ una causa estructural básica: el déficit fiscal
endémico. Se lo puede considerar resultado del extraordinario incremento del
gasto público que en 10 años ha superado los 10 puntos del PBI. Es equivalente
a considerar un aumento de la demanda agregada no compensado por un aumento
equivalente de la productividad de la economía que se traduce en varios
problemas, de los cuales los más notorios son la emisión creciente (aumento de
la base monetaria para cubrir el déficit fiscal) y la exacerbación de la puja
distributiva. Sea porque los autores consideran que el aumento desorbitado del
gasto público no tiene efecto inflacionario, sea porque consideran que este
argumento es ‘un tosco argumento monetarista’, o bien que obvian la
‘contabilidad creativa’ gubernamental para esconder el déficit fiscal, o sea
porque no quieren criticar al gobierno en un tema que es básico para la
subsistencia de la burguesía rapaz, el déficit fiscal no es siquiera mencionado
en todo el documento. Por el contrario, se recomienda por ningún modo reducir
el gasto público, sino redireccionarlo.
Esto es lo que
dicen de la emisión: ‘Esto, dicho sea de
paso, desmiente los toscos diagnósticos monetaristas que atribuyen el
crecimiento de los precios, en exclusividad, a la emisión monetaria. Si estos
diagnósticos fueran valederos, combatir la inflación sería una tarea trivial.’
Si reducir el déficit fiscal fuese una tarea trivial, estaríamos en otro mundo.
El documento
argumenta sobre la propagación inflacionaria: 1) que la distribución positiva
del ingreso –que da por hecha- puede generar suba de precios vía la puja
distributiva en caso de que los empresarios puedan trasladar a los precios los
aumentos de salarios. Esto puede ocurrir en Argentina por la concentración
oligopólica que existe en vastos sectores. Lo que no explican es porqué este
mecanismo empezó a actuar solamente hace 5 años y no antes, cuando la
concentración se supone era mayor aún (¿o es que el modelo ha favorecido a los
grupos más concentrados?). 2) El comportamiento “cultural” (Marcó del Pont
diría “atávico” o una “pulsión”
freudiana). Deberíamos recordar que estas ‘expectativas inflacionarias’
habían sido dejadas de lado en los 90 hasta el año 2003, si alguien las
‘reactivó’ fue este modelo.
En síntesis, por
más que el Grupo Fénix le dé vueltas, el principal responsable del rebrote
inflacionario es el gobierno. Pero ellos no quieren decirlo y sus motivos
tendrán.
5) Políticas
antiinflacionarias posibles
El Grupo Fénix ha
hecho un diagnóstico de causas y ha escamoteado una causa fundamental: el crecimiento
desmesurado del gasto público y el déficit fiscal. Ha propuesto causales que
pueden explicar algunos puntos de inflación, como el aumento de precios
internacionales (relativos), argumento que también usa la Presidenta (‘en
comisión’) del BCRA Mercedes Marcó del Pont. Esto no explica porqué nuestros
vecinos latinoamericanos tienen inflaciones no mayores del 5% a pesar de estar
afectados por esta inflación internacional igual que nosotros. Respecto de las
deficiencias de formación de capital y las inequidades fiscales, el ‘modelo’,
que ya tiene 10 años de existencia, no puede mirar para otro lado. Es en gran
parte responsable de su subsistencia, aunque el Grupo Fénix no lo diga. De
todos modos, no se explica porqué empezaron a generar inflación hace 5 años y
no antes. Misterio no develado por el Grupo Fénix. Sus motivos tendrán.
Hecho un
diagnóstico parcial (casi tendencioso y muy adecuado a los intereses que este
grupo representa), los remedios que resultan son parciales, insuficientes o
inefectivos.
Los autores empiezan
por dar una serie de consideraciones generales donde aconsejan actuar contra
todas las causas a la vez y no aplicar políticas de shock ni de ajuste
recesivo. Dicen, entre otras cosas, que se combate la inflación estructural
mejorando la productividad, manteniendo los salarios y mejorando la
distribución del ingreso y expandiendo la economía. Se apoyan a continuación en
una enumeración de los factores internacionales y carencias del enfoque
keynesiano para prescribir que 1) ‘administrar
con prudencia y realismo la incidencia local de los precios internacionales’,
léase continuar con el control de cambios y de importaciones y exportaciones;
2) ‘las políticas de tipo de cambio
diferenciado se encuentran ampliamente justificadas y no deben ser abandonadas’;
3) no debe reducirse el gasto público sino que debe redireccionarse: ‘una reducción indebida, excesiva, imprudente
o puramente fiscalista del gasto público tendría efectos adversos sobre el
nivel general de actividad económica, como los que están experimentando hoy los
países europeos, afectados por la grave crisis en la que se encuentran
inmersos. En cambio, resulta fundamental redireccionar el gasto, sin reducir su
nivel y buscando mantener el nivel de ocupación, mejorar la distribución del
ingreso y adoptar medidas de política fiscal que tiendan a sostener el nivel de
los recursos estatales’ (Nótese: nada de reducir el nivel del gasto, se
recomienda sí mantener el nivel de ocupación y mejorar la distribución del
ingreso. Repite: tomar medidas para sostener el nivel de los ingresos
estatales! Hay que preguntarse, ¿podrán lograr todo eso en una economía que se
contrae?, porque ese parece ser el resultado de la ‘profundización del
modelo’); (sigue) 4) modificar gradualmente la política de subsidios del gobierno
nacional, para no subsidiar a sectores de altos ingresos. Se entiende, que los
fondos ahorrados no van a servir para reducir los impuestos, por el contrario,
dicen que hay que 5) aumentar la provisión de bienes públicos (Parece implicar
agrandar el Estado empresario) ‘El
incremento de la provisión de bienes públicos, materiales e inmateriales,
resulta otra vía importante para combatir la inflación, ya que esta oferta se
halla a cubierto de las tendencias en los mercados externos y constituye, sobre
todo, una responsabilidad del Estado. La moderna noción de bienes públicos
incluye no solamente a los bienes públicos materiales (los que integran el
“dominio público”), sino también los inmateriales o intangibles, como lo son la
educación, la salud, la justicia, la seguridad, la protección social y el
derecho a la información y a la pluralidad de opiniones’. Incidentalmente,
aquí parece haber una velada crítica al gobierno con respecto al derecho a la
información y a la pluralidad de opiniones, que estaría siendo negada, pero
también podría interpretarse como una recomendación a profundizar la aplicación
de la ley de medios. Más adelante se habla de otro aspecto de la acción estatal
en el fomento del desarrollo científico-técnico. Como se ve, toda una serie de
buenas intenciones, pero no un plan completo. 6) se menciona que ‘No debería descuidarse el campo de la
política de ingresos y la influencia que esta debe tener a la hora de acordarse
precios y salarios entre los distintos sectores de la sociedad’.
Resumiendo
En conclusión, el
documento del Grupo Fénix no propone ningún plan antiinflacionario, solamente
da directivas generales. Hace algunas críticas, las más serias sobre el INDEK.
Algunas observaciones podrían interpretarse (o no) como críticas veladas, por
ej. las apelaciones a gastar en educación, justicia, seguridad, y el derecho a
la información. En lo propiamente económico dictamina que hay que seguir con la
política de controles a importaciones /exportaciones, el tipo de cambio
‘diferenciado’ (sin hablar de ‘cepo cambiario’) y que ha de mantenerse o
aumentar la intervención y el gasto estatal, redireccionandolo, en todo caso. Esto
refleja las necesidades de la burguesía pseudo-industrialista, que necesita re
direccionar los flujos económicos a su favor. La acción del Estado en este
sentido es fundamental para estos fines, por lo que se entiende el énfasis
puesto en no reducir de ningún modo el gasto público.
Por lo demás
repite varias veces que no hay que hacer políticas de ajuste, que hay que
redistribuir el ingreso, etc, etc. Buenas intenciones, pero no explica cómo se
compatibiliza esto con una política que aumente la competitividad
internacional, al menos en el corto plazo. En el largo plazo podemos fantasear
con que el Estado va a hacer mucha obra y eso va a ser suficiente. Además, hay
un gran ausente en todo esto y es la iniciativa privada. No se la menciona y es
obvio que esta gente descree de su importancia, para no decir que no le gusta
mucho.
Un documento que
parece resultar de una negociación entre opiniones divergentes, donde no
aparecen los autores y donde se quiere mantener una cierta vigencia intelectual
ante la situación de semi-crisis del modelo, pero evitando enemistarse con el
gobierno.
Grupo Fénix:
muchas gracias!