Cristina de
Kirchner quiere dejar su impronta ideológica escrita en el bronce y en la
memoria histórica.
La semana
anterior anunció que quería erigir las imágenes de los ex presidentes Yrigoyen
(UCR) y Perón (Justicialismo) en la plaza de la República donde se encuentra el
obelisco porteño. En un acto, supuestamente para recordar los 40 años de la
muerte de J C Perón, CFK sacó a la luz su proyecto para poner las imágenes de
dos presidentes populistas (que le sirven de modelo) cara a cara, a tamaño
natural, frente al obelisco. Lo justificó, según su pensamiento, por haber sido
‘hombres formidables’ ‘de un coraje especial’ defensores de los intereses del
pueblo y la Nación que sufrieron el hostigamiento de los medios de comunicación
(recordemos que Perón tuvo el monopolio casi total de radios, diarios y TV en
su primera etapa, por lo que la disidencia tenía que escuchar Radio Colonia del
Uruguay para enterarse de las novedades). También mencionó que fueron
derrocados por golpes militares (olvidó otros varios presidentes en la misma situación,
por no serle simpáticos-Castillo, Frondizi, Illia, Isabel Perón). También
agregó CFK que sus imágenes tenían que estar ‘en el centro de la República’.
Estas figuras
venían a agregarse a otras del cura Mugica y de A Jauretche, ideólogos
peronistas que ya había dispuesto en otro lugar de la avenida 9 de Julio
anteriormente.
Todos estos
monumentos, así como las gigantografías de Eva Perón que hizo poner clavadas a
las paredes del edificio del ministerio que también está ubicado al costado de
dicha avenida, tienen el mismo tipo de diseño que las figuras gigantescas que,
como la del ‘Che’ Guevara, se encuentran en lugares estratégicos de La Habana.
Es obvia la intención
de la Presidenta, de dejar como legado ideológico una serie de figuras de sus
héroes predilectos, por lo que no sería extraño que hubieran seguido las de E
Guevara, J M de Rosas y otras a seleccionar de su salón de los ‘patriotas
latinoamericanos’. La Legislatura porteña negó el permiso para estas figuras presidenciales,
que CFK daba por descontado. ¿Buscará otro modo o lugar para su homenaje?
Semejante
ambición de trascendencia es así mismo motivo de las maniobras propagandísticas
internacionales destinadas a distraer el duro hecho que, si quiere evitar un default,
tarde o temprano tendrá que pagar la deuda con los holdouts originada por la
torpe restructuración de la deuda externa hecha por su marido en 2005-2010. Néstor
Kirchner estafó a multitud de deudores
pequeños obligándolos a aceptar la confiscación de más del 70% de la
deuda en bonos argentinos, en vez de hacer una restructuración consensuada.
Esto permitió que grandes bancos comprasen bonos de deuda a precios irrisorios
y se presentasen a la restructuración haciendo pingües negocios. Pero, no solo
eso, sino que luego de botar a su ministro de economía Lavagna, NK dio por
desaparecido al resto de los bonos no ingresados al canje y este olvido
permitió que fondos especulativos los adquiriesen y pidiesen el pago ante los
tribunales de N York.
Ahora CFK,
imposibilitada de seguir alargando los plazos, se verá obligada a negociar con
los tenedores de estos bonos remanentes alguna forma de pago lo que haría
temblar toda la construcción ideológica del ‘desendeudamiento’, del ‘no pasarán’
etc. Por eso acuden a las solicitadas en medios norteamericanos como The W
Street Journal, las presentaciones en la OEA, la ONU donde se agita la imagen
del país ‘extorsionado’ por los jueces de N. York y se suscitan opiniones
solidarias. El efecto sobre el pago de la deuda será ínfimo, a lo sumo
conseguir alguna facilidad adicional de
pago, es decir, pasar el fardo al que venga después. Todo ello preservando de
entre casa la imagen del gobierno anti imperialista, libertador, nacional y
popular.
Mientras tanto,
ella sigue construyendo salones como el de ‘los pueblos originarios’ al que le
cambiaron el nombre anterior de C Colón en la Rosada, un museo de la Memoria de
la Guerra de Malvinas, un gigantesco Centro Cultural Nestor Kirchner en el
antiguo palacio del Correo Central, sigue con el Museo del Bicentenario (también
llamado N Kirchner) en la Rosada, desterró la estatua de C Colón que estaba
frente a la Rosada para poner en su lugar la de J. Azurduy. También, con
carácter formativo ideológico, cambió el billete de 100 pesos que tenía la
imagen del presidente J. A Roca y lo convirtió en un homenaje a Eva Perón (y al
kitsch) y borró a Sarmiento del billete de 50 pesos para poner una imagen de
las islas Malvinas (aka Falkland) y en el anverso una imagen del gaucho matrero
Rivero, sublevado por falta de pago, ascendido a la categoría de héroe mitológico.
Anteriormente el billete de Sarmiento recordaba la casa Rosada (que fue
restaurada bajo su mandato) y las escuelas de provincia que él fundó. Ahora se
privilegian los valores heroicos y militares malvineros típicos de los
antecedentes de CFK cuando estaba en el parlamento y de su presidencia.
También siguió Ella
su gusto por el kitsch cambiando el billete de 10 pesos para poner una imagen
infantil de Belgrano en uniforme de general, como si eso fuese su mayor mérito,
y agregando el mito (creado por B Mitre) del tamborcito de Tacuarí y la
infaltable J Azurduy, del ‘cupo femenino’ preferido por la soberana nacional y
popular. Acá obviamente, primaron los valores militares y guerreros sobre los
cívicos de Belgrano, un prohombre civil y revolucionario devenido en militar
por fuerza, cuando en el reverso de viejo billete de 10 pesos se mostraba el
monumento a la bandera que fue remplazada por una militar de la jura. Sabemos
que CFK (sospechada de ser hija natural de un militar de baja graduación) no
deja de mostrar su gusto por los uniformados como el general Milani al que
promovió al tope del escalafón a pesar de sus antecedentes como represor. Otros
de su galería son H Chávez y J M de Rosas.
Así vemos como,
subrepticiamente, CFK va poblando simbólicamente los espacios con sus íconos
ideológicos y no nos extrañaría que aparezca con nuevos cambios de otros
billetes para adaptarlos a su galería de héroes, sus guerreros, sus caricaturas
de pueblos originarios, etc.
Mientras tanto,
ya tenemos declarada la recesión económica, el déficit fiscal crece, la
inflación carcome los bolsillos del pueblo, pero Ella no se priva de nada,
sigue gastando como si nada pasase, cada medida que anuncia es otro gasto adicional
(planes PRO GRE SAR, Pro. Cre. Auto, más jubilaciones en base a moratoria,
etc). El déficit supera el 4% del PBI y seguimos sumando.
Mientras tanto,
algunos ilusos de la oposición afirman que levantar la hipoteca que dejará ELLA
será fácil. Solamente de deuda externa dejará, para los 4 años iniciales del
que venga más de 29 mil millones de dólares a pagar. Además, si no es una de
las franquicias peronistas, seguramente tendrá que soportar la oposición sistemática
del FPV residual, de alguna de las variedades del peronismo no K, y otros
grupos afines. ¡Cómo si gobernar con minoría en el Congreso fuese fácil! Eso teniendo que desarmar la trama siniestra
del descalabro institucional armada por el kirchnerismo.
La tremenda
irresponsabilidad de CFK de ocuparse de toda esta simbología ideológica como
prioridad de gobierno dejando el manejo del país real a ideólogos del calibre
de Kicillof, Timerman, Zannini y los bichos de la Kámpora, ya que el resto del
gabinete no tiene ningún peso, demuestra la enorme ineptitud de la reina, que
el cargo le queda grande, que su única habilidad es para urdir intrigas
palaciegas.
Agreguemos a esto
los atisbos de misticismo creciente que se hacen evidentes en sus apariciones
en ceremonias religiosas, en expresiones de origen litúrgico, en la presencia
permanente de la imagen de Nefertiti sobre su escritorio, denotando una
creencia en una ascendencia astral sobre la ‘arquitecta egipcia’, todo ello
típico también de la superstición de gobernantes en aprietos. Tomar al hijo
Máximo, un grandulón que a duras penas superó la escuela secundaria, como
referente para decisiones importantes, como qué hacer con el procesado
vicepresidente Boudou, muestra la creciente decadencia mental (chochera) de
Cristina. Su interés por nimiedades también confirma esta visión. Una viuda
dueña de una multimillonaria fortuna mal habida, heredada de un ladrón de los fondos públicos, que
empieza a sentir la impotencia de la vejez, es una presa codiciada por algunos
obispos que esperan conseguir alguna contribución de última voluntad, tan usual
como conveniente. Esto explica algunos cuidados especiales y preocupaciones por
mantener el diálogo, más allá de las necesidades protocolares.
Todo esto
preanuncia un convulsionado crepúsculo para el kirchnerismo en el último tramo
de su régimen, cuando la decadencia ideológica y material se acentúa. Al resto
de la ciudadanía le queda esperar que no hagan un desastre en medio de la
impotencia. Pero para después de 2015 el panorama no aparece nada alentador.