miércoles, 6 de septiembre de 2017

Macri hechizado



Con su excesivo amor propio nunca lo admitirá, pero Mauricio Macri se comporta como mentalmente secuestrado por una camarilla a la que él llama sus ojos y oídos, quienes lo convencen de hacer actos de ‘realpolitik’ que él toma como exitosos, aunque ignore sus verdaderas consecuencias. En realidad, todo parece como si existiese el ‘diario de Macri’, ahora bajo la forma de tablero de control. Algo deberá desconfiar, puesto que ha empezado a leer diarios y escuchar programas de radio, pero se reduce a confrontar con el periodismo si contradicen su visión. Muy difícilmente admitiría que inició su gobierno en desconocimiento de la crítica situación que heredó, y mucho menos que gran parte de sus primeras medidas sociales y económicas fueron un gran error. Su orgullo, excesivo amor propio, no se lo permite, y está por verse si podrá entender las serias implicancias de lo que mal llaman ‘gradualismo’.
En síntesis, están creídos que la beneficencia estatal puede mejorar la situación de pobreza estructural, más allá de lograr algunos votos y contentar a los piqueteros secuaces de Bergoglio. También creen que pueden controlar la burocracia procediendo con pasos poco ambiciosos, cuando a la burocracia, que tiende a auto propagarse, solo puede reducírsela a los hachazos, no con medidas de contención y minúsculas racionalizaciones. Pero nunca van a admitirlo, ni le conviene al triunvirato que quiere poner sus ramas en todas las oficinas importantes de gobierno, al mejor estilo Kicillof.
A Macri se le ha metido bajo el ala un intrigante, una eminencia gris a la que no se le puede sacar una definición ideológica o de planes concretos, a lo sumo, alguna lista de obras y racionalizaciones basadas en la herencia recibida, que, por otra parte, se negaron a explicitar al comienzo. Lo llaman el ministro explicador, que poco explica, por otra parte. Negro futuro le espera al país si Macri, obnubilado por las explicaciones de la realidad que le venden, persiste en digitar a este sujeto como su sucesor. Los votantes, bajo la euforia de una bonanza económica fomentada por olas de humor optimista, le pueden dar poder repitiendo el trágico error que cometieron en 2011 con CFK.
Macri parece contentarse con estar de gira proselitista permanente, visitando un pueblito u otro o yendo por el mundo, haciendo a veces el ridículo, como disfrazado de pastelero, porque lo convencen que es necesario para cosechar votos y para su imagen de estadista. Así no tiene ningún contacto real con lo que verdaderamente pasa, porque las visitas son cuidadosamente seleccionadas por el entorno y nunca se le ocurre hacer como Vidal que se escapa del libreto para meterse donde no quieren que mire.
Hay una pereza en el fondo de someterse a esta rutina como si fuese un karma, donde la situación social a Macri en el fondo no le interesa demasiado, si no es por los votos, y cree que haciendo beneficencia e infraestructura la cosa se arregla. Por lo demás el otro tema para Macri es devolver rentabilidad a las empresas.
Macri parece siempre desafiante con el empresariado como que en él personifica a su padre, llevado por una presión interior para mostrar que es el mejor, superior a todos esos que lo despreciaron, como que así va a ser el gran empresario de la Nación que la lleva a un nuevo rumbo venturoso.
El gobierno macrista se puede sintetizar entonces en un conservadurismo popular, una alianza de gente de dinero con los más necesitados. El sector pudiente hace sus negocios y los pobres reciben la beneficencia estatal. Un poco el sueño de Evita pero llevado al siglo XXI con algo más de pericia en lo económico. Por eso hay gente que compara a Macri con Perón. Pero, en el fondo, el que  pone el ajuste es el sector medio y medio bajo, que no recibe los beneficios grandes de alguna parte del empresariado, y debe reducirse para pagar los gigantescos gastos de la beneficencia estatal, más el peso de una burocracia estatal irreductible y que le dicta lo que debe hacer con un sin número de regulaciones destinadas, mayormente, a su propia justificación, aunque finjan hacerlo en nombre del votante (en todo estás vos), y para ‘cuidarlo’.
El lado oscuro del modelo, la cara del ajuste, se ve en los pliegues ocultos por la propaganda. La campaña recaudadora de la AFIP que la pone a la par de los peores momentos de la ARBA de Scioli, que cobraba tasas que no correspondía y reclamaba pagos hechos sin admitir pruebas en contra, machacando insistentemente hasta lograr cobrar lo que pretendía, pleiteando repetidamente en costosos juicios solo afrontables por los más pudientes, seguidos hasta la Corte Suprema e insistiendo aún después de perdido el caso. Bueno, este es el camino de la AFIP de hoy, reclama pagos ya hechos porque en su ‘sistema’ aparece una deuda, con sumarios que no se sabe bien que reclaman y multando sin atender explicaciones, aparte de abrumar al acusado con páginas de moralina y citas de textos legales. Los contadores, que deberían contestar estas pretensiones, tienen temor porque se los hace corresponsables, y aconsejan no responder. Entonces viene la multa por no contestar. Un ejército de abogados, verdaderos publicanos, manejan estos  trámites, incentivados por participar en la recaudación.
La otra cara oscura del modelo es la ANSES, que ha pasado a ajustar en los pagos de las jubilaciones, empezando por amontonar a los jubilados en pequeños bancos que nadie sabe cómo fueron seleccionados, incluso sin avisarle al interesado del cambio. Y después, la propaganda oficial porque le dieron beneficencia a sectores que estaban en la mínima, que aceptaron un dinero que nunca soñaron cobrar, mientras que pretenden pagar los juicios que viene de la época kirchnerista ajustando por un índice seleccionado por ellos mismos y metido de contrabando en la famosa ley de ‘reparación histórica’ y que ahora quieren usar para otros temas para ahorrarse plata a costa del jubilado. Y después se dedican a usar el dinero en dar préstamos generosos, otra vez la beneficencia oficial, todo en busca de votos. Hacen también una propaganda canalla, donde jubilados dicen que pidieron a sus nietos que los ayuden a tramitar la famosa ‘reparación’, cuando el problema no está en el trámite por internet, sino en la letra chica de los arreglos. Así incitan al jubilado a cometer el error de su vida firmando un arreglo que le exige renunciar a su derecho a litigar a cambio de unos pesos. Esto es lo que llaman ‘solucionar’ el problema de los juicios de los jubilados (casos Badaro y otros). El cínico, monje negro, salió a hacer una representación de baja política porque meramente aplicó la ley de CFK de ajuste de las prestaciones y esta vez le dio más que la inflación oficial del semestre. De lo que les había recortado con la misma ley anteriormente no dijo nada.
Estos son los titiriteros de este gobierno que a escondidas preparan sus medidas para arreglar los números del déficit a costa de los que no pueden defenderse. Y Macri? No sabemos si es cómplice o sigue pensando en irse a jugar a la pelotita el fin de semana. Tiene la rodilla completamente calcificada pero insiste en hacer cosas que a su edad debería abandonar. No reconoce la realidad, una vez más.