viernes, 27 de agosto de 2021

‘Pepe’ Di Paola una entrevista para Perfil. Asoma un exponente de un nuevo tipo de clasismo

 

Di Paola fue entrevistado por diario Perfil hace unos días. Se trata de un cura ‘villero’ conocido por su trabajo pastoral en asentamientos principalmente precarios ubicados en la Ciudad de Buenos Aires. Tuvo un largo diálogo con el director del diario donde fue contestando preguntas y exponiendo sus enfoques sobre varios temas de la actividad y su circunstancia.

Reivindica el liderazgo de Bergoglio, del quien muestra una clara influencia ideológica, la teología del pueblo de la cual también cita otros ideólogos argentinos, en contraste con la teología de la liberación, que insinúa es extranjera (aunque no la critica ni alude a su carácter marxista). Explica que la teología del pueblo se generó en Argentina gracias a que Perón trajo la igualdad, mientras que el resto de LATAM no hubo equidad y ello influyó en la teología. Explicación en parte mítica según la cual la superestructura deviene de la realidad económica, parecido a lo que diría Marx.

Repite un sesgo negativo para la clase media y su supuesta ideología. Contrapone el mítico Perón y peronismo de la primera presidencia, al que llama profundamente humano y cristiano, al que el pueblo supuestamente votaba. Elogia la organización en forma de Movimiento y la cita permanente de doctrinas de la Iglesia de ese gobierno para justificar su accionar. Ese pueblo mítico que excluye a la clase media y al ‘antipueblo’ de Eva, que salió en multitudes a festejar la caída de Perón en 1955. También ignora la permisividad de Perón durante la quema de iglesias durante su segundo gobierno. Y el divorcio vincular que puso.

De los gobiernos peronistas posteriores al primer Perón solo rescata el de Néstor Kirchner. Seguramente no entiende que el mercantilismo de NK fue la primera etapa de lo que es hoy el kirchnerismo, su génesis y causa. El gobierno de Cambiemos (incluyendo M. E, Vidal), fue bastante malo en su decir, pero aclara que gobiernos son malos desde hace décadas.

Insiste en la permanencia de la doctrina social de la Iglesia Católica pese a las evidencia de cambios, insiste en que los papas desde León XIII  tienen posturas similares, especialmente en el caso de Juan Pablo II. No puede ser de otro modo, es lo que hacen los teólogos católicos siempre. Se queja del calificativo de ‘pobrismo’ atribuido a las ideas de Bergoglio y otros, pero es notorio advertir últimamente, supuestamente inspirado por las nuevas autoridades puestas autoritariamente por Bergoglio a la Iglesia en Argentina, en cierto modo en contra de la mayoría del la opinión del obispado, que se ha vuelto lugar común en la misa la alabanza a la pobreza sea de los creyentes, sea de Cristo y hasta la que atribuyen a Dios. La pobreza es una carencia, no una virtud. Pero para ellos no es así, al menos eso muestran sus dichos.

Explica que el derecho a la propiedad es secundario aunque existe. Entendemos creen que importa para que se usa, no quien lo tiene. Otra vez explica que Juan Pablo II decía algo parecido. En esto quiere oponerse al contraste de sus ideas que es opinión generalizada sobre ambos papas.

Soslaya referirse a los evidentes gestos de simpatía de Bergoglio para con los kirchneristas y su mala cara para con M Macri.

También evita referirse al conservadurismo moral de Bergoglio refiriendo su postura a la doctrina de la Iglesia y luego hace un desvío hacia una experiencia donde Bergoglio mostró su cercanía con su trabajo en villas.

Evita polemizar sobre el aborto, como si el problema en si no fuese legalizarlo sino el apresuramiento en aprobarlo creando más divisiones. En vez de criticar al gobierno reparte culpas entre todos los partidos. Quizás no quiere romper con el gobierno que ellos apoyaron en las elecciones de hace 2 años.

Se muestra preocupado por la falta de oportunidades para trabajar, dice que los villeros quieren capacitarse para encontrar ocupación. Le pide a los gobierno que generen trabajo, como si se pudiese hacer sin iniciativas privadas. La visión es totalmente estado-céntrica.

La vida de campo (en Santiago) dice, es mucho más normal, simple, digna. De acuerdo con el populismo eclesiástico idealiza el campo, donde la gente no tiene valores de clase media a pesar de las carencias materiales que sufre. Igualmente aprecia al inmigrante de Paraguay, Bolivia, y del interior argentino, por sus valores religiosos (la llamada religiosidad popular). Es decir, una nueva división en clases, donde están los pobres buenos y simples y los complicados urbanos de clase media (repudiados igualmente y fuertemente por Bergoglio y los kirchneristas). Es decir, exaltan los valores ’con olor a oveja’ (al decir de Bergoglio). Sin cuestionamientos y prestos a seguir los lineamientos de los curas.

Ataca a Pichetto por hablar de pobrismo, dice que los políticos no tienen soluciones para la pobreza y por eso tildan de ‘pobrismo’ a la postura de Bergoglio, que es la que siguen los curas villeros.

Defiende la iniciativa de Radio Cristo compartida con villeros, pero aclara que no todos los programas siguen directivas parroquiales.

De Mugica defiende la pasión, pero, de nuevo, dice venía de sectores pudientes (otra división clasista). Él lucho por la vuelta de Perón y la ‘liberación’. Y muchos curas lo siguieren. Pero los curas villeros viven en otro medio y otra época. Son problemas mucho más grandes los de ahora. Sobre todo se muestra preocupado por el avance de la droga y se opone a toda legalización primer paso para otras más duras, pero propone no perseguir al que consume. Elogia a Bergoglio (de nuevo) y a Gustavo Carrara por su apoyo al trabajo en las villas.

Critica el mensaje de quedarse en casa en la pandemia como ‘de clase media’ (de nuevo clasismo anteponiendo valores villeros a los otros). Explica porqué eso no se podía aplicar en la villa. También critica al gobierno nacional respecto a suspensión de las clases presenciales, dice que las  iglesias siguieron abiertas en las villas convertidas en comedores. Resalta el lema de las tres C: Capilla, club y colegio (en este orden). Segmenta a los ‘evangélicos’ entre los que muestra muy vinculados al capitalismo, a dictaduras de derecha, la llamada Iglesia Universal y los contrapone a sectores descendientes de Iglesias serias (también reformados) con los cuales suele compartir trabajo ecuménico.

En resumen, ateniéndose a la escuela de Bergoglio que fue su propulsor, resalta los valores de los pobres, los simples, los humildes, como decía Eva, los ‘con olor a oveja’ de Bergoglio, en contraposición frecuente al secularismo de clase media. Una entrevista donde Di Paola parecía a la defensiva.