El escritorio de la primera empleada nacional aparece en una fotografía oficial como un mosaico de objetos coleccionables, a imagen y semejanza de las galerías de la Casa Rosada que ha poblado de fotos y cuadros la primera arquitecta egipcia.
Allí, semioculta junto al teléfono se encuentra una estatuilla de la reina Nefertiti de la dinastía XVIII de Egipto, la Bondad de Atón, esposa y corregente del rey Akenatón. De belleza legendaria y cráneo abombado gustaba de las representaciones familiares monumentales. Debió de ser una gran madre egipcia para su pueblo. Parece que fue la inspiradora de llamado ‘Cisma de Amarna’ el traslado de la capital del reino y fundación del reino del dios Atón en la tierra. Hacia 1336 aC desaparece de los registros ignorándose su suerte lo que dio lugar a las más variadas teorías.
¿Pura casualidad sin importancia es la presencia de esta imagen en el escritorio de la notoria admiradora del Napoleón I Bonaparte o es indicio de una secreta aspiración al gobierno grandioso y sin restricciones?
Cuando Cristina fue catapultada al gobierno y al Unicato con el 54% de los votos efectivos decidió que iba a profundizar la orientación paternalista y controladora de su gobierno donde cada habitante tiene un agente del gobierno que le dice lo que debe o puede hacer. Allí nada ni nadie debe discutir ni resistirse a su voluntad so riesgo de ser aplastado por el aparato estatal. Está en juego la Liberación Nacional concebida en base a una mezcla del socialismo nacional de Abelardo Ramos (libro de cabecera ‘Historia de la Nación Latinoamericana’) y un marxismo post-socialismo real.
¿El Lord Mayor de la ciudad capital se resiste a aceptar el presente griego de los subtes? Pues redoblaremos la apuesta y le agregamos los colectivos por ley votada por los congresistas miembros del ‘Frente para la Rapiña’, solícitos cual perritos falderos. ‘¡Que nadie se equivoque! vociferará la reina Nefertiti desde su atril abriendo la boca como áspid lista para morder. Imitando el proceder del ofidio real egipcio enroscándose insidioso mientras urde nuevas acechanzas. Implacable en su irritación y despechada porque desafiaron su voluntad.
Grandes construcciones, jardines, salones decorados, grandes festejos y murales gigantescos recordando los héroes mitológicos de la Nación peronista. Evita, su precursora, por aquí y por allá, en las grandes avenidas. Todo soberano merece ser recordado por las pirámides, los palacios que construyera. Desde las de Egipto hasta los palacios de Catalina II la Grande de Rusia y el arco de triunfo del gran Corso Bonaparte, que menos tendrá Nestor que su Mausoleo y para Cristina ni lo podemos imaginar.
Y sigue la marcha triunfal y el Corso del Bicentenario hasta que el futuro diga.
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