martes, 12 de junio de 2012

No se confíen de las vívoras


El áspid parece una víbora inocente, angelical, simpática, con sus ojitos penetrantes en medio de su oscura piel. Pero cuidado, por puro instinto puede morder en cualquier momento, no conoce el afecto, salvo para su cría. 

Detrás de apariencia vivaz es fecunda en ardides, como Ulises. Y quiere morder a quien se cruce en su camino para envenenarlo y sacarlo de en medio.

No se confíen, sabe fingir muy bien. Vive de eso. Su inteligencia es pura supervivencia, pura dominación, puro arte escénico.


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